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Silence Is Sexy

Mariana en cuentos

Se arranca una página completa, se escucha bárbaro el acto de mutilar la colección de cuentos cortos y sueños largos. Mariana habla pero no quiere que nadie la escuche. Porque a quien de verdad deberían remitirse todas esas palabras en la oscuridad ha desaparecido.

La sensación no es vacío, si no justamente lo contrario: lleno, repleto, casi a punto de salirse sin permiso.

Pobre Mariana. No llora, no sabe llorar, pues para eso eran sus cuentos, para tenerte cerca y en su mundo, para entrar buscandote y salir soñandote.

Ríe. Una risa tan hermosa. La risa que debe de dar cuando se sale de la completa ignorancia. La risa que da cuando un personaje se ha fugado de su actos, se ha comido los diálogos, se los llevó consigo y para siempre a una parte de la luna que no queremos ver.

El libro empieza de nuevo rasgado a la izquierda, de recuerdo, de amenaza y de motivos para ahora si, escribir las cosas tal y como sucedieron, porque si tu no las dices, yo nunca te las voy a contar.

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