Un cigarrillo perfecto
De vez en cuando, tengo un cigarrillo perfecto.
Es un cigarrillo, solo uno.
Lo compró en la tienda de la esquina o con la señora que vende dulces en su modica mesita fuera de la universidad.
Espero a llegar a un lugar donde nadie le moleste mi presencia, de preferencia sin compañía alguna y lejos de miradas indiscretas.
A veces son las escaleras de un edificio vacío, otras veces en jardínes y muy pocas veces en la calle.
Desde el momento en que se prende se sabe que ese es un cigarrillo perfecto.
Es el cigarrilo que apaga los nervios, desconecta el alma y envenena la conciencia.
El cerebro pone marcha a lo que de verdad me preocupa y lo sintetiza minutos después en otra preocupación.
Ese perfecto papel arroz que se consume al unisonido en el que el carbono suelta su fogocidad.
En esos escasos 3 minutos no soy nadie, no tengo vida, solo soy alguien a quien los mayores ven con desagrado, los niños ven con miedo y los jovenes con intolerancia. Solo soy un cuerpo con todas sus terminales nerviosas vacías y con unas ganas de tenderme en el el suelo y que el tiempo no pase.
Lo mejor de ese cigarrillo perfecto es que después de pisada la colilla, la chispa de la auto-conservación vuelve y casi siento como el aire abraza mis pulmones, recordandome que sigo aqui, entera y sin más salida que terminar haciendo lo que todo mundo viene haciendo aqui.
Existir
4 comentarios
Miguel del Vailongo -
ANa -
SexTypeThing -
Saludos
R.T -