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Silence Is Sexy

Asesina en sueños

A veces, y solo con ese tipo de desconocidos que te hace encabronar, me sale un impulso violento-ficticio. Es como esos flashbacks que ves en algunas películas en donde, de estar en una conversación civilizada, de repente rompe el caos: sangre aquí y allá y de nuevo, a la escena inicial. Como un tipo de opción alternativa que hubiera estado genial realizar pero que por reglas morales y/o jurídicas nomás no.

Me pasa mucho con gente ignorante, machista, algunos choferes, recepcionistas (mujeres) y gerentes (hombres). Exíste una conversación previa "civilizada", pero siempre, siempre, mi interlocutor es quién sale con una barbajaneidad más grande que su estatura. Es ahí donde trato de no perder la cordura, de ser lo más paciente y menos mal hablada posible... y en ese intento de auto-control, mi mente le pone play a su ficción y acto seguido yo tomo un arma (asi como ésta), le atino tres tiros a mitad de los ojos, los dejo chorreando de sangre, tomo mis cositas y me voy super alegre y con esa sensación de "me vale madres". Claro que a tal grado, mis fantasías ya incluyen más variados amagos de la balística, como el tiro en la sien, en la boca para que salga por los sesos; un solo tiro en la rodilla para que del dolor me pida que mejor lo mate; en el pie y en el hombro. Las balas en el estómago y corazón si me dan cosita.

Lo curioso es que las ganas de matar siempre me dan con extraños (y solo con un semi-conocido). De chica siempre fantaseaba con ser asesina a sueldo, y ladrona profesional y dar marometas por lásers y ganar mucho dinero en costalitos y vestir cuero negro y todas esas cosas. Ahhh, la fantasía.

Qué perfecta fuga para la realidad tan desabrida de hoy.

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